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Hijo de Nicómaco, médico de la corte de Macedonia, nació en Estagira (hoy Stavrós, al norte de Grecia) el año 384 a.C. Después de quedarse huérfano, a la edad de 17 años fue enviado por su tutor, Próxeno de Atarneo, a estudiar en la Academia, en Atenas. Allí permaneció durante 20 años, hasta la muerte de su maestro Platón. Entonces emprendió un viaje de doce años, estableciendo nuevas academias en Assus y Mitilenia, en la isla de Delfos. En Assus se casó con Pythias, hija adoptiva o sobrina del Rey y al fallecer ésta, vuelve a contraer nupcias con Herpyllis, marchando a vivir a Pella, capital de Macedonia, donde se convertiría por tres años en el tutor del que llegaría a ser Alejandro Magno y que entonces tenía trece años de edad. Regresó a Atenas el año 335 a.C., donde se entregó al trabajo científico y fundaría el Liceo en las proximidades de un templo dedicado a Apolo LiKaios. Esta institución rivalizó con la Academia, erigiéndose en el centro del saber durante los próximos doce años. Como Aristóteles tenía la costumbre de enseñar paseando, a sus alumnos se les conoce con el nombre de peripatéticos. A la muerte de Alejandro Magno, en el 323 a.C., surgen sentimientos contra todo lo macedónico en Atenas. Aristóteles es acusado de ateísmo y tiene que refugiarse en Chalcis, donde moriría el año siguiente, a los 62 años de edad. Buenos principios Las notas que usaba en el Liceo fueron ordenadas tres siglos más tarde por un editor, gracias a lo cual han llegado hasta nuestros días 47 obras de Aristóteles. Pero lo más curioso es que Al-Mamun (siglo IX), califa de Bagdad muy interesado por la Astrología, mandase traducir al árabe las obras de Aristóteles. De ahí se tradujeron al latín y así llegaron a occidente. Fue Aristóteles quien introdujo la denominación de Etica para referirse a todo lo concerniente a los principios del bien y del mal. Según él, la virtud es el objeto de la Etica. En su obra Etica de Nicómaco, dedicada a su hijo, hizo la primera exposición de esta disciplina. La cuestión fundamental es la del "supremo bien, o sea un bien que se desea por sí mismo y por el cual, a la vez, se desea todos los demás bienes; todos coinciden en que este supremo bien es la felicidad". Para Aristóteles, la felicidad consiste en vivir la vida conforme a la razón. Y señala a la virtud como un modo de pensar y de sentir que se sitúa en el punto medio entre el exceso y el defecto. Esa virtud puede llegar a conocerse por la razón. Quien la conoce, obra en consecuencia y es feliz. Más tarde, estas ideas fueron seguidas por dos corrientes: I) Los Estoicos, para los cuáles la felicidad consiste en la "apatía", o sea, en una vida serena, libre de las pasiones que subyugan a los insensatos. II) Los Epicúreos, que entienden la felicidad como placer, es decir como diversión, entretenimiento y satisfacción sin impedimentos. Unos y otros reconocen a la razón como el medio de conseguir la felicidad. Aristóteles revolucionó la filosofía y la ciencia de su tiempo al basarse en la experimentación y el método empírico. El doxa o la percepción, desestimada como forma de conocimiento por imprecisa, se erige en el punto de partida obligatorio para Aristóteles. Desarrolló su concepción hilemorfista, que comprende el concepto de casualidad: "no hay efecto sin causa" y "todo efecto debe ser proporcionado a su causa". Sobre estas premisas se acabaría construyendo toda la ciencia. Y precisamente este es uno de los aspectos más interesantes para el debate epistemológico de la Astrología: ¿la relación que nos une a los planetas es de causa-efecto o es una cuestión de sincronicidad?
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